DÍA MUNDIAL DEL ARTE

«El arte empieza en aquel punto 

en que vivir no basta para expresar la propia vida».

Al hablar del Arte hacemos referencia a un conjunto de disciplinas o producciones, propias del ser humano, que buscan representar y expresar ideas, emociones o, en general, una visión del mundo, fruto cultural del momento histórico en que ven la luz, dotadas de un carácter estético o simbólico y realizadas a través de diferentes recursos (ya sean estos plásticos, lingüísticos o sonoros).

Pese a que en la actualidad Arte y Tecnología parecen dos extremos bien distantes de entre las áreas de conocimiento; los propios itinerarios educativos así separan ambas disciplinas en compartimentos estancos bien delimitados; sin embargo, no siempre fue así. Etimológicamente, la palabra arte procede del latín ars, artis, y del griego τέχνη, τέχνης (téchne), que significa «técnica», en tanto que disciplina que requería de la adquisición de una habilidad y destreza manual concreta. 

Nos ha acompañado a lo largo de nuestra hominización, desde el momento mismo del rapto del fuego, constituyendo, junto con el lenguaje, uno de los rasgos diferenciadores de nuestra especie: marcando nuestra madurez evolutiva, en tanto que lleva implícito la representación simbólica, conduciéndonos a reflexionar más allá de nuestra propia existencia; y permitiendo la transmisión intergeneracional del conocimiento. Recientemente se vienen realizando distintos descubrimientos de manifestaciones artísticas de origen neanderthal, que nos hace pensar en una mayor proximidad cultural y social entre nuestras especies, de la que hasta el momento nos atrevíamos a reconocer. 

A pesar de que su utilidad siempre ha sido un tema controvertido, quizá sea este uno de los puntos en que reside su grandeza, el hecho de ser, al igual que el propio ser humano, un fin en sí mismo; aquello que nos permite trascender e imaginar otros mundos posibles, y con ello, otras realidades, convirtiéndose en verdadero motor del cambio, en un espacio de posibilidad infinito que lo hace un elemento fundamental dentro de cualquier sistema educativo, en la medida en que desarrolla en nosotros la capacidad de un pensamiento divergente. 

La Función del Arte

Diego no conocía la mar. El padre, Santiago

Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niños y su padres alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:   ¡Ayúdame a mirar!

Eduardo Galeano, El libro de los Abrazos.

 

¡Compártelo!

Facebook
Twitter
Pinterest
LinkedIn
Fundación Ana Mogas

Fundación Ana Mogas

Relacionado

Otras entradas